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Momentos…

Momentos…

“la vida es maravillosa y a veces duele como el infierno“

Stephen Guilligan, La valentía de amar.

Es por la mañana, creo que llevo un buen rato en “circuito zombi”, ese estado en el que estás inmerso en actos rutinarios, los de todos los días, los que haces sin prestar atención…y de repente, una emoción mezcla de hastío, irrealidad, aburrimiento; un pensamiento, vaya vida de asco; y mi cuerpo, que se queda sin energía, estoy agotada, no puedo más…

Hace tiempo leí que el proceso emocional en el cerebro es tan rápido, que con las técnicas de neuroimagen funcional actuales no se puede llegar a saber si primero es la emoción, o el pensamiento, o si es la lectura cerebral de las sensaciones corporales lo que desencadena todo.

Ante situaciones extremas de la vida, todos aceptamos que podemos sentirnos así, está justificado, sin embargo, hay tantos momentos en nuestro día a día, que sin saber porque nos sentimos tan mal…

Un descubrimiento, eso fue para mí, cuando trabajando con Dilts y Guilligan en un curso, me contaron lo que para ellos eran

«los momentos de liderazgo»

cuando tienes que dar la mejor versión de ti mismo. Y no me refiero sólo a esa entrevista crucial, al día de tu gran ponencia, prueba, examen, o cuando te quedaste noqueado por esa noticia por ser tan cruel, o porque era tan maravillosa que ni la podías soñar; me refiero a esos momentos cotidianos que te hacen sentarte en la cama, porque sin saber por qué, la vida te pesa, de repente y nada tiene sentido.

No sé porque nos pasa esto, ni sé, si primero es el pensamiento, la emoción o las quejas de mi cuerpo. No sé si tú debes reflexionar en profundidad sobre tu vida, o no. Sólo sé, que si en ese instante, como expresión de un acto de voluntad consciente, decides estar ante un momento de liderazgo retador, y por eso haces acopio de pensamientos positivos sobre ti, sobre lo que puedes hacer, porque es verdad y lo has hecho antes. Y aunque cueste y todo se resista, decides rememorar todo lo bueno que hay en tu vida, porque lo hay. Cerciorándote, además que eso que piensas, sientes, notas, es solo una parte de ti, que aceptas como las demás. Poco a poco, tu emoción cambiará y tu cuerpo volverá a poder hacer.

Porque has hecho de manera consciente, lo que tu cerebro de forma inconsciente está diseñado para hacer. Y así, fabricar, momento a momento, tu mejor versión, una mañana mas…